Estamos viviendo un tiempo en el que el mundo ha penetrado muy dentro de las iglesias. Con la excusa de atraer personas se hacen toda clase de payasadas, irreverencias, bailes, cabarets, recitales de música mundana, blasfemias y más…
¿Hasta donde se va a llegar con todo esto?
¿Y la predicación del Evangelio? ¿Y qué si una persona se acerca a una iglesia para escuchar algo distinto y se le ofrece más de lo mismo, y aún peor que lo que ofrece el mundo?
La apostasía ha florecido en las iglesias, y tristemente esto no parece tener remedio, ya que las personas y los pastores, en su gran mayoría, han abandonado la Biblia, la Palabra de Dios… y el mensaje de salvación de las almas a través de la sangre de Cristo vertida en la cruz ya no tiene lugar en las reuniones.
Muchas iglesias hoy en día han “olvidado” su propósito, convirtiéndose en organizaciones sociales impulsadas por el entretenimiento y deseosas de mezclarse con la cultura secular, en lugar de centrarse en el discipulado bíblico.
“La iglesia está siendo atacada; nos hemos olvidado de lo que debería ser la iglesia”
“No somos un servicio de entretenimiento; no estamos aquí para ver qué tan cerca podemos llegar a lo que hace el mundo. Pero hay tanto del mundo en la Iglesia y viceversa que ni siquiera podemos ver la diferencia. Tenemos que guardar la verdad. Tenemos que alimentarnos de la Palabra. Si esto no está sucediendo, eres una organización social y no una iglesia”
